"Eladia López Rodríguez dejará un sabor muy grato entre nosotros y la brillantez de su pincel a buen seguro será solicitadísima"
– José Cilleruelo, Real Academia de Bellas Artes de Valladolid, 1948
El 19 de noviembre de 1972 se inauguró una exposición de arte en la Sala de Cultura y Exposiciones "Pan y Catecismo" en Valladolid. Este evento reunió 30 óleos de 20 artistas vallisoletanos, entre ellos Eladia López Rodríguez, quien a sus 79 años presentó sus obras menos de dos años antes de su fallecimiento.
La inauguración contó con la presencia del historiador y profesor catedrático de arte, Juan José Martín González, quien pronunció un discurso sobre la relación entre lo religioso y el arte, destacando la profunda conexión entre ambos. Además, el Arzobispo subrayó la importancia de la esperanza, el lema de la sala de exposiciones "Pan y Catecismo". Ambas figuras, el Sr. González y el Arzobispo, observaron y elogiaron detenidamente las obras expuestas.
El programa cultural del evento incluyó varias conferencias magistrales que enriquecieron la experiencia artística. Javier González de Echavarri, abogado y pintor, ofreció un discurso sobre la cultura artística, mientras que José David Redondo pronunció una conferencia sobre el pasado y presente de la pintura religiosa en España. Concepción Díez Valcabado también participó con una conferencia en la que señaló la posición de objetividad que debe tener quien contempla una obra de arte. Posteriormente, analizó las técnicas pictóricas de las obras expuestas, comentando sobre su composición, entonación, empaste y otras cualidades.
El evento fue recibido con gran entusiasmo por parte del público y la crítica. Según El Norte de Castilla, "En un ambiente de cálida y franca cordialidad, fueron evocados gratos recuerdos de artistas, de cuadros y de arte de nuestra ciudad". El mismo periódico destacó que las conferencias fueron "muy aplaudidas por el numeroso público, que llenaba totalmente la sala, y que siguió con verdadero interés el animado coloquio que puso fin a este brillante acto".
La participación de Eladia López Rodríguez fue particularmente emotiva, dado su legado y la proximidad de su fallecimiento, lo que añadió un sentido de reverencia y serenidad a la exposición. Esta exposición no solo celebró el talento artístico local en Valladolid, sino que también destacó el papel del arte como un medio para explorar y expresar temas espirituales y religiosos.
El 21 de abril de 1962, la "Sala Arte" de Valladolid inauguró una exposición de arte que presentó 24 pinturas de Eladia López Rodríguez. La exposición incluyó 21 óleos y 3 pasteles, abarcando composiciones, paisajes, retratos, bodegones y pinturas de flores.
El académico de Bellas Artes, Luis Calabia Ibáñez, destacó la calidad y habilidad técnica de Eladia López Rodríguez, "de lejos trasciende el gran oficio de la artista en las dos docenas de muestras que expone". Su compañero académico de Bellas Artes, Félix Antonio González, resaltó "Doña Eladia López Rodríguez constituye un claro ejemplo de vocación pictórica. Enamorada de la pintura, a la pintura dedica un fervoroso y permanente afán. Tan fervoroso, que parece bastarle el simple gozo de pintar".
En particular, Luis Calabia elogió sus paisajes, con especial mención a una escena del Río Pisuerga vista desde el Cabildo. Otros paisajes alabados incluyeron escenas del Canal de Castilla, la Procesión de Palmas y la Salida de la Procesión de la Iglesia de Santa María de la Antigua en Valladolid. Félix Antonio González subrayó "en los paisajes, doña Eladia López Rodríguez –que es extremeña– proclama su vinculación, en gracia a la vecindad, a Valladolid".
Sus flores y bodegones recibieron elogios por parte de Luis Calabia por "expresar la oriundez estética de la señora López Rodríguez, porque es donde más se acusa su punto de partida: su maestría radica en la fuerza dibujística sobre cualquier otra calidad". Félix Antonio González añadió, "entre los bodegones señalaremos el de las cebollas, donde deja patente la autora un bien hacer; el mismo bien hacer que encuentra amplio y oportuno campo en las flores y que está al servicio de unas evidentes dotes de observación en las composiciones".
Entre los retratos el más destacado fue el de la señorita Angelita Cuadrado, descrito por los críticos como "muy entonado y lleno de feminidad" y "estupendo, bien manchado y fino, como el de los niños Emilio Cuadrado y María Angustias Fernández Escribano". Además, los tres pasteles expuestos fueron muy elogiados, "de los tres pasteles destacan todos, y en ellos se vincula más el arte de la pintora".
La inauguración contó con una gran asistencia de público, quienes felicitaron a la artista Eladia López Rodríguez por su dominio, así como al propietario del lugar, que sirvió como un estupendo marco para albergar exposiciones. Esta exposición individual resaltó el talento excepcional de Eladia López Rodríguez en un importante espacio cultural en Valladolid, dedicado a la promoción y apreciación del arte local y regional.
El 12 de mayo de 1955, el Círculo de Bellas Artes de Madrid inauguró una exposición de arte concebida como un homenaje al gran pintor español Francisco de Goya y para el beneficio económico de una de sus bisnietas. La exposición presentó más de 215 obras de los "mejores artistas contemporáneos, tanto españoles como internacionales", según destacó la prensa en Madrid.
La exposición se inauguró con una gran ceremonia a la que asistieron Purificación Sainz de Goya, la última descendiente viva de Goya en aquel momento, así como numerosos invitados distinguidos, entre ellos Antonio Gallego Burín (Director de Bellas Artes), José Francés (Secretario de la Real Academia de San Fernando), la Duquesa de Dúrcal, el Marqués de Llanzol y otros miembros de la aristocracia y representantes de las artes y la literatura. La prensa madrileña resaltó que las pinturas expuestas contaban con "las mejores firmas artísticas de España y muchas del extranjero", subrayando la calidad de los artistas participantes.
Entre los renombrados artistas expuestos se encontraban Salvador Dalí, Fernando Álvarez de Sotomayor, Benjamín Palencia y Eladia López Rodríguez. La participación de Eladia en este prestigioso evento la colocó junto a estos ilustres artistas, consolidando aún más su reputación en el mundo del arte madrileño. Sus obras, junto con las de sus contemporáneos, fueron generosamente donadas a la exposición y formaron parte de una rifa benéfica celebrada el 30 de junio de 1955. Los ingresos de la entrada de 25 pesetas se destinaron a beneficiar a Purificación Sainz de Goya.
La exposición presentó una diversa variedad de pinturas y esculturas, reflejando la excelencia artística y generosidad de los artistas participantes. El evento no solo honró el legado de Goya, sino que también buscó crear un fondo y una fundación con su nombre para el beneficio de futuros jóvenes artistas españoles. Además, proporcionó una plataforma para que artistas como Eladia López Rodríguez presentaran sus obras a una audiencia más amplia y contribuyeran a una noble causa, mientras celebraban la influencia de Goya en el mundo del arte.
El 15 de octubre de 1952 se inauguró el XXV Salón de Otoño en el Palacio del Retiro de Madrid, organizado por la Asociación de Pintores y Escultores. Esta exposición nacional reunió 569 obras que abarcaban pintura, escultura, grabado, dibujo y arte decorativo. La ceremonia de inauguración contó con la presencia del Académico de Bellas Artes de San Fernando, Luis Pérez Bueno, junto al Presidente de la Asociación de Pintores y Escultores, Ramón Ferreiro, además de numerosas personalidades del mundo de las letras y el arte.
Entre los artistas expositores se encontraban figuras del panorama artístico español como Eladia López Rodríguez, quien presentó dos obras al óleo: un bodegón y un retrato del doctor Plaza Moreno. También participaron artistas de reconocida trayectoria como Eugenio Hermoso, Daniel Vázquez Díaz, Fernando de Amárica, Marceliano Santa María, los hermanos Ramón y Valentín de Zubiaurre, y la artista vallisoletana Mercedes del Val Trouillhet, quien ganó una tercera medalla en la sección de pintura en paisaje.
La exposición se estructuró en diferentes espacios temáticos que enriquecieron la propuesta cultural. Se dedicó una Sala Retrospectiva al pintor granadino Eugenio Gómez Mir, rindiendo homenaje a su trayectoria artística. Además, se incluyó una Sala de los alumnos de la Escuela Superior de Pintura, Escultura y Grabado de la Escuela de San Fernando, mostrando el talento emergente de las nuevas generaciones. Complementando la muestra, se presentó una Sala de Acuarelas de la Agrupación Española de Acuarelistas.
El XXV Salón de Otoño representó un encuentro fundamental entre tradición y renovación artística, ofreciendo al público madrileño un panorama completo de la creación artística del momento y consolidando la importancia de este evento anual en el ambiente cultural madrileño.
La Exposición Ibero-Americana de Arte de Valladolid fue celebrada del 15 al 30 de mayo de 1951 en el histórico Palacio de Santa Cruz. Su propósito fue seleccionar las obras más destacadas para la gran Exposición Bienal Hispanoamericana de Arte, un prestigioso certamen internacional que tuvo lugar en Madrid entre octubre de 1951 y febrero de 1952. La muestra de la exposición vallisoletana reunió a 20 pintores y 4 escultores, presentando un total de 59 lienzos y 9 esculturas que ofrecían una ventana a la riqueza del arte hispanoamericano de la época.
Eladia López Rodríguez se distinguió entre un ilustre grupo de artistas como Antonio Maffei, José María González de Echávarri, Manuel Mucientes, Mercedes del Val Trouillhet y los hermanos escultores Elvira y José Luis Medina. La exposición se destacó por su diversidad de estilos y temas, según el crítico Luis González Armero 'Ito' del periódico Libertad. Sin embargo, mantuvo un enfoque más tradicional según el crítico Carlos Rodríguez Díaz de El Norte de Castilla: "una nota grata debemos señalar, y es la total ausencia de artistas surrealistas, futuristas, cubistas – señal de que los artistas vallisoletanos no están tocados de las arbitrarias corrientes que arrastran a los de otras regiones".
Dentro de este vibrante escenario, la participación de Eladia López Rodríguez destacó por su enfoque en la pintura de paisajes y bodegones, aportando cinco óleos que capturaron la atención de críticos y visitantes por igual. El crítico Carlos Rodríguez Díaz de El Norte de Castilla elogió especialmente uno de sus bodegones, calificándolo como "el mayor acierto" entre sus obras expuestas. Este reconocimiento subraya el dominio de Eladia y resalta su lugar dentro de la exposición.
En conjunto, la Exposición Ibero-Americana de Valladolid no solo sirvió como preludio para la Gran Exposición Bienal Hispanoamericana de Madrid, sino que también puso en evidente la capacidad de Eladia López Rodríguez para brillar en un contexto competitivo y prestigioso. Su participación y el reconocimiento recibido subrayan su talento y aportan un valioso testimonio del arte hispanoamericano del siglo XX.
El 21 de octubre de 1950 se inauguró el XXIV Salón de Otoño en el Palacio del Retiro de Madrid, organizado por la Asociación de Pintores y Escultores. Esta exposición nacional reunió más de 400 obras que abarcaban pintura, escultura, grabado, dibujo y arte decorativo. La ceremonia de inauguración contó con la presencia de José Ibáñez Martín, Ministro de Educación Nacional, y de Ramón Ferreiro, Presidente de la Asociación de Pintores y Escultores, quienes recorrieron las salas y elogiaron las obras expuestas.
Entre los artistas expositores se encontraba Eladia López Rodríguez, que presentó dos obras al óleo, un paisaje y un bodegón. Este último fue resaltado por Manuel Prados López, crítico y Secretario de la Asociación de Pintores y Escultores, en su reseña de la exposición. Curiosamente, en el catálogo oficial se le atribuyen incorrectamente sus obras a "Eladio", la forma masculina de su nombre. También participaron artistas de diversas regiones españolas, incluyendo representantes de Cataluña, Andalucía, Valencia y el País Vasco – y a la inauguración asistieron académicos, críticos y personalidades del mundo artístico español.
Esta edición del Salón de Otoño conmemoraba el 40 aniversario de la fundación de la Asociación de Pintores y Escultores. Se dedicaron salas especiales a los maestros fundadores del salón Joaquín Sorolla, Ignacio Zuloaga, Eduardo Chicharro, Valentín de Zubiaurre, José Moreno Carbonero, Adelardo Covarsí y Eugenio Hermoso, entre otros destacados artistas que marcaron la historia de esta institución.
El XXIV Salón de Otoño fue descrito como “un Salón de Otoño inolvidable en el que se lograron reunir los maestros de ayer y los discípulos de hoy, unidos por un mismo ideal”. La exposición representó un momento significativo en la vida cultural madrileña, combinando la celebración de la tradición artística española con la presentación de nuevas propuestas creativas, consolidando así la importancia de este evento anual en el panorama artístico nacional.
El 28 de abril de 1950, la histórica Sala de Exposiciones del Palacio Santa Cruz de la Universidad de Valladolid acogió una exposición individual de pinturas de Eladia López Rodríguez. Establecida en 1946 como la primera sala de exposiciones oficial en Valladolid, el lugar fue diseñado para fomentar la apreciación artística y se convirtió en un pilar de la vibrante vida artística y cultural de la ciudad, acogiendo a múltiples artistas locales.
Esta exposición individual presentó una selección de 28 obras de Eladia López Rodríguez, que incluían 24 óleos, 3 dibujos al pastel y una escultura de escayola bronceada del político Onésimo Redondo. Esta diversa colección destacó varios géneros artísticos, incluidos retratos, paisajes, bodegones y escultura.
Una parte significativa de la exposición estuvo dedicada a los paisajes, con cinco óleos que capturaban la belleza del Canal de Castilla, así como una pieza notable que representaba el icónico Palacio de Cristal en el Parque del Retiro (Madrid). Otros paisajes incluían escenas castellanas como La Rosaleda del Parque Campo Grande (Valladolid), el Puente de Simancas (León) y el Parque Pinar de Antequera (Valladolid). Francisco Javier Martín Abril comentó: "los paisajes están tratados con un fino sentido poético, con una dulce y amable feminidad, sin que en ningún caso deje de aparecer en ellos el buen gusto de la pintora. Cielos fríos, agua de inefables cristales, chopos y álamos esbeltos, inmensa gama de matices y de sutilezas, muy de acuerdo con la luz, el aire y hasta la temperatura de los otoños y las primaveras castellanas. Paisajes auténticamente líricos, pero, sobre todo, paisajes de buena pintura". Otros críticos añadieron que sus paisajes eran "todos buenos", con un "realismo admirable" y "con un saldo tan a su favor, que la sitúa a la altura de los buenos paisajistas".
Los retratos fueron un punto focal de la exposición, con distinguidos retratos al óleo como los de la Sra. Nina de Alonso-Villalobos (esposa de un político local), la Sra. María Dolores Cuadrado (esposa de un médico local), así como Angelina (hija de los Marqueses de Lozoya) – cuyo retrato decoró la portada del catálogo. Este último fue descrito por Martín Abril como "un cuadro sencillamente delicioso, claro y primaveral", añadiendo que "en los retratos, todos ellos de un parecido muy vital, existe una elegancia suave y delicada que los otorga empaque cortesano y velazqueño". El Marqués de Lozoya, Juan de Contreras, dijo del retrato de su hija, "el retrato está perfectamente; es, seguramente, el más parecido que se ha hecho de Angelina". La exposición también incluyó un retrato al pastel de una mujer titulado Marianela, demostrando la versatilidad y habilidad de Eladia en diferentes medios. Los críticos comentaron que sus pasteles "constituyen tres buenas manifestaciones de exquisitez y transparencia" y que eran "excelentes de dibujo y color".
La sección de bodegones presentó doce obras, incluyendo cuatro vibrantes pinturas de flores. De sus bodegones se comentó, "al hablar del realismo no podemos dejar de señalar el que ofrecen los bodegones. Frutas, objetos y telas, siempre perfectamente dibujados, muestran calidades de tanta fuerza real que cautivan" y que "su sensibilidad femenina la lleva con preferencia a la pintura de flores y bodegones gratos, en los que están sus mayores aciertos".
Los periódicos locales de Valladolid alabaron la exposición, destacando la obra de la artista Eladia López Rodríguez y el progreso que demostró en comparación a sus exposiciones previas. Martín Abril explicó, "en la exposición de pintura que Eladia López Rodríguez presenta, advertimos inmediatamente calidades magníficas. El avance de la pintora, desde su anterior exposición, ya muy interesante, es extraordinario. En primer lugar, es menester elogiar el dibujo siempre firme, decidido y gracioso de Eladia López Rodríguez". González Armero comentó, "en anteriores ocasiones señalamos los méritos de la artista, definidos en la variada modalidad pictórica que cultiva, y muy especialmente en cuanto al paisaje y el bodegón – naturalezas y flores – observamos una progresión artística cada vez más firme y diáfana". Los críticos también elogiaron su personalidad artística, cimentada a través de exposiciones en Badajoz, Marruecos, Portugal y Madrid.
La exposición fue aclamada como un evento cultural significativo, con la prensa local señalando "esta exposición de pintura que tanto éxito ha alcanzado en nuestra ciudad". La ceremonia de inauguración contó con la asistencia de figuras notables como Cayetano de Mergelina (Presidente de la Universidad de Valladolid que fue retratado por Eladia en 1962), Eugenio Gaite Lueña (Director del Instituto Núñez de Arce) y el político Juan Alonso-Villalobos, acompañado por su esposa, cuyo retrato formaba parte de la exposición. La prensa local destacó la presencia de una "gran cantidad de personalidades académicas y una gran multitud", enfatizando la importancia de la exposición como evento cultural en Valladolid.
Esta exposición fue más que una muestra de obras artísticas; fue una celebración del enriquecimiento cultural en Valladolid, reflejando el compromiso de la Universidad de Valladolid con el apoyo y la promoción de las artes. Proporcionó una valiosa plataforma para que artistas locales como Eladia presentaran sus obras a una audiencia más amplia, contribuyendo significativamente al desarrollo cultural de Valladolid.
Esta exposición organizada por el Ateneo de Valladolid y celebrada en el Ayuntamiento de Medina del Campo, fue un evento colaborativo entre la pintora Eladia López Rodríguez y el escultor Abilio Gómez González. La exposición presentó un total de 33 obras, 22 pinturas de Eladia y 11 esculturas de Abilio, que complementaron maravillosamente las pinturas de Eladia.
Eladia López Rodríguez presentó 19 pinturas al óleo y 4 acuarelas. Sus pinturas al óleo incluyeron dos grandes retratos realistas de su madre y sobrino, María y Luis, que fueron puntos focales de la exposición. Además, exhibió siete impresionantes paisajes, incluyendo dos escenas del Canal de Castilla (Valladolid), dos escenas del Parque Campo Grande (Valladolid) y una escena de álamos blancos en el Parque El Retiro (Madrid). Sus bodegones incluyeron siete obras que presentaban frutas, flores de almendros, dalias y crisantemos, así como bodegones con cebollas, pavos y un bodegón castellano tradicional. Eladia también expuso cuatro acuarelas que representaban paisajes de Bembibre (León), el Parque Campo Grande (Valladolid) y el río Pisuerga. Otras obra notable fueron una composición titulada Salida de Nuestra Señora de la Piedad de San Martín y bocetos del torero español Manolete (Manuel Rodríguez).
La exposición fue inaugurada con gran anticipación y entusiasmo por parte de la prensa, que esperaba un gran público amante del arte en Medina del Campo, "es de esperar que la sala de exposición se halle completamente llena del numeroso público medinense amante de las bellas artes". A la inauguración asistió el alcalde de Medina del Campo, Aurelio Rojas, y Director del Ateneo de Valladolid, Ángel de Pablos Chapados, entre otros representantes de numerosas entidades y centros.
Esta exposición no solo fue una celebración del talento artístico de Eladia y Abilio, sino también un testimonio del compromiso de Medina del Campo y Valladolid con el fomento y la promoción de las artes locales. Durante la duración de la exposición, atrajo a numerosos visitantes, contribuyendo al enriquecimiento cultural de la región. Luego de la exposición, el escultor Abilio Gómez González recalcó su agradecimiento a los organizadores, "nos ha hecho pasar a los artistas que hemos participado en ellas unos momentos de alegría y satisfacción, dándonos con ello nuevos alientos para seguir trabajando con más ilusión".
El Ateneo de Valladolid organizó una exposición colaborativa de pintura y escultura en el salón de sesiones del Ayuntamiento de Olmedo, en Valladolid. La muestra reunió las obras de dos miembros del Ateneo: la pintora Eladia López Rodríguez y el escultor Abilio Gómez González, quienes presentaron una selección de sus obras en un espacio de gran valor histórico.
La inauguración de la exposición fue presentada elocuentemente por Ángel de Pablos Chapados, Director del Ateneo de Valladolid y del periódico vallisoletano El Norte de Castilla, quien explicó el propósito de la exposición era "buscar el deleite del espíritu y el refinamiento de la sensibilidad artística". Tras contextualizar la importancia de la muestra para la comunidad local, presentó a los artistas Eladia López Rodríguez y Abilio Gómez González. El evento generó un impacto considerable en la localidad, como destacó el Diario Regional de Valladolid, "Olmedo ha recibido la exposición como un acontecimiento cultural. Son muchas las personas que la han visitado y elogiado".
Esta exposición sirvió como preludio a la muestra que el Ateneo de Valladolid celebraría la siguiente semana en Medina del Campo, donde la pintora Eladia López Rodríguez y el escultor Abilio Gómez González probablemente expusieron las mismas obras que habían presentado en Olmedo. Los críticos se maravillaron de la gran cantidad de asistentes, señalando que "el salón principal del Ayuntamiento resultó, a pesar de su gran amplitud, insuficiente para acoger al público que asistió al acto de apertura".
La exposición de Olmedo demostró la vitalidad del panorama artístico vallisoletano y la capacidad del Ateneo de Valladolid en llevar el arte a diferentes localidades de la provincia, consolidando vínculos culturales entre la capital y los municipios cercanos.
En mayo de 1948, Eladia López Rodríguez presentó una colección de lienzos en una exposición individual celebrada en el Salón de Actos del Ayuntamiento de Valladolid y organizada por la Delegación Provincial de Educación Popular. Esta exposición contó con la presencia de destacadas figuras como el poeta e historiador de la Real Academia Española, Narciso Alonso Cortés, el político Antolín de Santiago Juárez (futuro alcalde de Valladolid), e incluyó una emotiva intervención del escritor y periodista, Francisco Javier Martín Abril, quien ofreció unas sentidas palabras de admiración y una breve crítica sobre los lienzos expuestos.
La colección de Eladia consistía en 26 pinturas que abarcaban retratos, composiciones, flores, paisajes y bodegones – destacando su maestría al pintar distintas temáticas. La exposición fue muy elogiada por múltiples críticos como Francisco Javier Martín Abril, quien comentó "Eladia López Rodríguez presenta una colección de retratos, composiciones, paisajes, bodegones y floreros – en cuyas obras se advierte la técnica de dibujo depurada y firme de la profesora". El crítico y académico de bellas artes, José Cilleruelo, añadió, "tenemos hoy a un valor castellanizado: Eladia López Rodríguez, extremeña de nacimiento, pero castellana de corazón".
Entre los seis retratos expuestos, figuraban los de Francisco Javier Martín Abril, el médico Emilio Cuadrado Briso-Montiano y los de la madre y sobrino de la artista. El recién retratado, Francisco Javier Martín Abril, señaló: "en los retratos hay nobleza y decisión, serenidad y vida, sin concesiones a nada que no sea digno y bien estudiado. Tienen los retratos de Eladia López Rodríguez un empaque de buena pintura, esa pintura que no pasa de moda, porque siempre está de actualidad". Por su parte, José Cilleruelo comentó, "el apunte de su madre es todo un poema de recuerdo y de sensación amorosa". La artista también presentó dos composiciones, una de las cuales capturó la conmovedora escena de la Salida de Nuestra Señora de la Piedad de San Martín (Valladolid) durante Semana Santa.
Eladia exhibió tres cuadros florales con dalias, rosas, flores de almendro y crisantemos. Su habilidad para capturar la naturaleza se evidenció aún más en los nueve paisajes presentados. Seis de estos paisajes representaban distintas escenas del Parque Campo Grande (Valladolid) y los restantes, escenas de álamos blancos del Parque El Retiro (Madrid), El Embarcadero del Río Pisuerga (Valladolid) y Quintanilla de Trigueros (Valladolid). Francisco Javier Martín Abril comentó, "paisajes profundos y poéticos, con lejanías maravillosamente conseguidas; en todos ellos hay equilibrio y verdad pictórica".
Para completar su colección, Eladia presentó seis bodegones que reflejaron su talento para captar la belleza en los detalles cotidianos. De estos, Francisco Javier Martín Abril dijo, "en los bodegones existe una gracia bien medida: armonía en las formas, agradables contrastes, naturalidad, elocuentes alusiones", añadiendo que "algunos floreros tienen la frescura difícil que debe caracterizar dichas obras".
El acto fue clausurado por Narciso Alonso Cortés, que felicitó calurosamente a los conferenciantes y, en especial, a la artista Eladia López Rodríguez. En su semblanza de la artista, el crítico y académico de bellas artes, José Cilleruelo, pronosticó: "esta ilustre profesora de dibujo dejará un sabor muy grato entre nosotros y la brillantez de su pincel a buen seguro será solicitadísima".
Eladia López Rodríguez durante su Exposición de Pintura de Educación Popular
Izquierda a derecha: Eladia López Rodríguez, Narciso Alonso Cortés,
Antolín Santiago Juárez y Francisco Javier Martín Abril
Diario Regional
Valladolid, 15 de junio de 1948
Eladia López Rodríguez, en su primera exposición individual en Madrid, presentó una colección de 30 óleos en Galerías Remates, localizada en la Carrera de San Jerónimo, 34. La muestra incluyó una variedad de retratos, figuras de composición, paisajes, bodegones y flores, poniendo de manifiesto su versatilidad y maestría.
Entre las obras destacadas, se encontraban ocho bodegones que representaban uvas, flores, pavos y peces, además de cuatro pinturas florales con dalias, crisantemos y rosas. Su habilidad para capturar su amor por la naturaleza se reflejó en los trece paisajes, con escenas del Río Pisuerga (Valladolid), el Parque Campo Grande (Valladolid), el Río Caïa (Portugal) y el emblemático Parque El Retiro (Madrid). Los críticos madrileños señalaron, "verdes intensos, cielos tornasolados, casitas de rojos tejados, manzanas, uvas y peces que están diciendo 'comedme', rosas y crisantemos que están diciendo 'oledme', y retratos que están diciendo 'miradme', constituyen el bagaje de esta pintora, embajadora de un arte feliz y risueño".
En el ámbito de los retratos, Eladia presentó obras íntimas, como las de su madre María, su hermano Victoriano, y el doctor Plaza Moreno. De estos se dijo, "su especialidad es el retrato al óleo, cuyas dificultades vence la pintora con la gracia de los selectos". Además, una composición que representaba a una típica campesina castellana añadió un toque cultural y regional a la exposición.
La crítica madrileña resaltó, "Todo sonríe en esta pintora. Todo es feliz. Desde el colorido cándidamente joyante hasta la elección de los temas. Con una noble inquietud, con un deseo de superación, va del bodegón al florero, del paisaje a la composición, siempre con la misma sonrisa feliz a flor de lienzo". Esta exposición fue una oportunidad para que el público madrileño y la crítica apreciaran la profundidad del talento artístico de Eladia López Rodríguez en el centro de la capital española.
En septiembre de 1946 se celebró un concurso-exposición de arte organizado por las Obras Sindicales de "Educación y Descanso" en el Hogar del Productor, hoy conocido como el Teatro Calderón de Valladolid. Estas exposiciones nacionales se crearon para enriquecer el panorama cultural y presentaban creaciones artísticas que servían como complemento a la enseñanza artística en las escuelas de arte españolas. Además, los expositores tenían la oportunidad de fijar precios a sus obras por si algún visitante se interesara en adquirirlas. La exposición abarcó una amplia gama de obras, incluyendo pinturas al óleo, acuarelas, dibujos, retratos al pastel y esculturas.
Eladia López Rodríguez presentó una impactante colección de cuatro paisajes en acuarela, la cual suscitó diversas interpretaciones entre críticos. El primer premio en la categoría de acuarelas fue otorgado a una pieza titulada Estudio del distinguido artista vallisoletano José M. Capuletti. Asimismo, Eladia López Rodríguez fue galardonada con el segundo premio en la misma categoría de acuarelas por su colección de paisajes. Esta distinción la colocó en el mismo pedestal artístico que el aclamado José M. Capuletti – cuya obra triunfaría poco después en galerías de Nueva York y París. Este reconocimiento destaca la habilidad y el talento de Eladia al compartir escenario con una figura tan prominente en el mundo del arte global.
La prensa notó el gran número de visitantes, "durante la mañana y la tarde acudió numerosísimo público a los salones de la exposición, donde admiró los delicados trabajos allí expuestos". La exposición sirvió como una oportunidad para que artistas vallisoletanos como Eladia López Rodríguez y José Capuletti dieran a conocer su obra a un público más amplio, en un contexto de competencia amistosa.
La Feria de Valladolid de 1928 contó con una distinguida Exposición de Pintura y Escultura, organizada por la Real Academia de Bellas Artes de Valladolid en el Círculo Mercantil. La exposición tenía como objetivo promover el arte castellano e inspirar a los artistas locales de Valladolid, y contó con unos 70 cuadros y 13 esculturas. Estuvo dirigida específicamente a pintores y escultores de Valladolid, aquellos que habían estudiado en la Real Academia de Bellas Artes de Valladolid o que habían vivido en la zona durante al menos unos años. Cada artista estuvo limitado a presentar tres obras, asegurando una exhibición diversa y enfocada de talento.
Entre los participantes notables se encontraba Eladia López Rodríguez, que expuso una escultura en escayola de su hermano menor, Luis, el cual recibió una mención honorífica. También participó una joven Ángeles Santos Torroella, con solo 16 años de edad, quien curiosamente era vecina cercana de Eladia y vivía a menos de 10 minutos caminando (Ángeles vivía en Alonso Pesquera, 11 y Eladia en Regalado, 12). Asimismo participaron los consagrados pintores Antonio Maffei, Aurelio García Lesmes, Joaquín Roca Carrasco, entre otros.
El historiador de arte José Carlos Brasas Egido señaló que esta exposición "vino a poner de manifiesto el brillante momento que vivía por entonces la ciudad desde el punto de vista pictórico. En ella figuraron las obras de los ya consagrados, al lado de otras jóvenes promesas que se dan a conocer por estos años". Los críticos de la época expresaron gran entusiasmo con los artistas jóvenes en particular: "entre las obras presentadas por los noveles se encuentran verdaderas revelaciones, en que demuestran sus autores brillante inspiración y porvenir en el cultivo del arte".
La exposición formó parte de una celebración cultural más amplia en la feria, que incluyó corridas de toros, concurso de fotografía, conciertos de la banda Alabarderos, iluminaciones eléctricas en el Parque Campo Grande, espectáculos pirotécnicos, fiestas deportivas, verbenas populares y un concurso hípico. Esta vibrante variedad de actividades atrajo a una gran y entusiasta audiencia, aumentando la visibilidad y apreciación del arte expuesto.
La Feria de Valladolid y su Exposición de Pintura y Escultura no solo celebraron los talentos de artistas como Eladia López Rodríguez, sino que también reforzaron el compromiso de la Real Academia de Bellas Artes de Valladolid de nutrir y promover el arte local. El evento fue un momento cultural significativo, contribuyendo al enriquecimiento artístico y cultural de la región.
Eladia López Rodríguez (1ᵃ mujer izq. a der.) en la Exposición de la Academia de Bellas Artes de Valladolid, donde recibió una mención honorífica por su escultura de su hermano Luis
Valladolid, 22 de septiembre de 1928
El 14 de mayo de 1922, se inauguró en Badajoz la Exposición de los Luises, organizada por la Congregación de San Luis Gonzaga. Este evento fue diseñado principalmente para artistas jóvenes, con el objetivo de "promover entre los jóvenes el estudio de temas importantes y de gran actualidad así como la afición a las bellas artes". Eladia López Rodríguez, a la edad de 29 años, ya era considerada suficientemente conocida y por lo tanto participó en el certamen fuera de concurso.
La exposición se dividió en tres secciones: pintura y dibujo, esculturas, y fotografía artística. Participaron múltiples artistas extremeños de gran prestigio, entre ellos Eugenio Hermoso, Adelardo Covarsí, Antonio Juez, José Alcoba Moraleda (profesor de dibujo de Eladia en el Instituto de Badajoz) y el escultor Ángel Zoido (profesor de modelado de Eladia en la Escuela de Artes y Oficios de Valladolid).
Eladia presentó tres obras: Venga mi prenda, Paisaje y un dibujo al pastel titulado Maruja. Los críticos elogiaron especialmente a Maruja, describiéndolo como "el mejor de todos", "donde la sencillez de la concepción se une a una ejecución pura y acabada". El Paisaje fue destacado por su "belleza y técnica muy honorable". Sobre Venga mi prenda enfatizaron, "más que la fuerza pictórica, es la escena llena de amor y ternura lo que conmueve, revelando el alma de la mujer por encima de todas las reglas artísticas".
La prensa local expresó gran entusiasmo por la combinación de artistas jóvenes junto a maestros consagrados, asegurando un "éxito ruidoso que dejará imperecedero recuerdo". Las obras expuestas fueron calificadas como "llenas de sentimiento y belleza". El crítico Dominico del Correo de la Mañana destacó las cualidades artísticas de Eladia, resaltando su capacidad para fusionar técnica y color con delicadeza y sensibilidad femenina.
Los premios fueron donados por personalidades locales, consistiendo en 125 pesetas para el primer lugar, copas de plata para el segundo y tercer lugares, una escribanía de plata para el cuarto, y 50 pesetas para el quinto y sexto lugares. La organización del evento fue elogiada por su acierto al invitar a los artistas más prestigiosos de la región, creando una exposición que agrupó fraternalmente a los nuevos talentos junto a los viejos maestros.
En la noche del 15 de mayo de 1921 se inauguró en Badajoz la IX Exposición Regional de Arte, organizada por el Ateneo de Badajoz. La exposición reunió a los artistas extremeños más importantes del momento y una amplia variedad de obras en pintura, dibujo, escultura, arquitectura y fotografía artística.
La joven artista Eladia López Rodríguez, con apenas 28 años, debutó con gran éxito en su primera exposición junto a importantes artistas extremeños como Eugenio Hermoso, Adelardo Covarsí, Antonio Juez Nieto, Timoteo Pérez Rubio, Antonio Blanco Lon y Ángel Zoido – este último profesor de modelado de Eladia en la Escuela de Artes y Oficios de Badajoz.
Eladia presentó cinco obras que evidenciaron su talento natural para el retrato y el estudio del dibujo: Retrato del Príncipe de Asturias junto a sus Augustos Hermanos, Maruja, Cabeza de Estudio, Retrato y Venga mi Prenda. Estas obras, realizadas en técnicas de carbón y lápiz, reflejaron su maestría en el claro-oscuro, una característica que capturó la atención de críticos y espectadores. El arquitecto y crítico, Francisco Vaca Morales, miembro del jurado y expositor, elogió la habilidad de Eladia, "La señorita Eladia López Rodríguez ha puesto su inteligencia en dibujar retratos al carbón y al lápiz, y consigue hacerlos; en sus cuadritos pintados se ven aciertos de entonación y compostura; pero siempre se nota su afición al dibujo de claro-oscuro, al que dedica su mayor actividad".
La prensa extremeña se sumó a los elogios, alabando la calidad de las obras expuestas y el esfuerzo del Ateneo de Badajoz para elevar la escena artística en Extremadura, "vemos colgadas de los muros del Ateneo admirables obras de arte que ya han desfilado por las más brillantes exhibiciones artísticas de España y de Europa y América. ¿No parece un sueño todo esto?", añadiendo, "estamos en un comienzo de resurgimiento artístico que no sabemos a dónde llevará a esta Extremadura antes olvidada y que resurge con extraordinario brío de sus cenizas". Según la prensa, esta exposición logró atraer el interés no solo de la región, sino también del ámbito artístico nacional, siendo descrita como un "milagro".
Incluso desde Madrid, la Gaceta de Bellas Artes señaló, "la labor que viene realizando desde hace años en Extremadura el Ateneo de Badajoz es de lo más meritorio que puede concebirse, porque ha roto en el ambiente de aquella región la indiferencia que existía sobre los temas artísticos". En la Gaceta de Bellas Artes de Madrid también comentaron, "Extremadura, que es una región de caracteres recios e inconfundibles, con un sello de brío y de grande energía en todos sus aspectos y en todas sus costumbres, no puede ser que permanezca al margen del movimiento de la vida intelectual de España. Por esta razón, nos parece que tiene una indiscutible transcendencia todo lo que sea alterar el ambiente de clásica apatía".
Importantes personalidades badajocenses asistieron la inauguración, como el presidente del Ateneo de Badajoz, José López Prudencio, y el alcalde de Badajoz, Fulgencio Trujillo Campos, quien ofreció un discurso sobre el arte en Extremadura. La participación de Eladia López Rodríguez en esta importante exposición regional marcó el inicio de su carrera artística, dejando una huella prometedora en la comunidad artística de Extremadura y sentando las bases para su futura evolución como una de las figuras más destacadas de su generación.