“Los paisajes de Eladia López Rodríguez están tratados con un fino sentido poético, con una dulce y amable feminidad, sin que en ningún caso deje de aparecer en ellos el buen gusto de la pintora”
– Francisco Javier Martín Abril, Real Academia de Bellas Artes de Valladolid, 1950
Eladia López Rodríguez (1893-1974) nacida en Zarza de Alange (Badajoz), diplomada por la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, fue la primera mujer catedrático de España, enseñando la disciplina de dibujo en los institutos de segunda enseñanza de Badajoz, Cuenca, León, Palencia y Valladolid.
Afinada en esta última ciudad, alcanzó su mejor período convirtiéndose después de la guerra en "un valor castellanizado", según expresión del académico José Cilleruelo.
Primer premio de modelado de la Escuela de Artes y Oficios de Valladolid, recibió premios de pintura en exposiciones provinciales de Badajoz y Valladolid, exponiendo en diversas ocasiones en Badajoz, Figueira da Foz, Ceuta, Melilla, Valladolid, Santander y Madrid.
Pintora intimista, autora de numerosos retratos – entre ellos los de Esperanza Briones, Francisco Javier Martín Abril, Antolín de Santiago y Juárez, Angelina, hija de los Marqueses de Lozoya, o Manuel Rodríguez "Manolete" – su atracción por la naturaleza la llevó a pintar numerosos paisajes. Hasta muy avanzada edad se la vio plantar su caballete en los campos de Castilla, o en las alamedas del Campo Grande de Valladolid.
Ayer quedó inaugurada en la Sala de Arte una exposición de obras originales de doña Eladia López Rodríguez. Inauguración e inauguración de sala, concurrencia de autoridades y personalidades de nuestro mundillo artístico y literario.
Doña Eladia López Rodríguez constituye un claro ejemplo de vocación pictórica. Enamorada de la pintura, a la pintura dedica un fervoroso y permanente afán. Tan fervoroso, que parece bastarle el simple gozo de pintar. En efecto, desde hace quince años, doña Eladia López Rodríguez ha estado ausente de las salas de exposiciones. Durante quince años, que ha empleado en seguir trabajando con una misma ilusión. Y esto nos dice dos cosas; por lo menos, dos cosas: que doña Eladia López Rodríguez pinta por el mero deleite de pintar y que tiene al público el respeto que el público merece.
La exposición que comentamos informa a los aficionados sobre el quehacer de la artista en los citados quince años. En retratos, paisajes, bodegones, flores y composiciones, divide el catálogo las obras. Entre los retratos, justo es mencionar el de la señorita Angelita Cuadrado, muy entonado y lleno de feminidad. En los paisajes, doña Eladia López Rodríguez – que es extremeña – proclama su vinculación, en gracia a la vecindad, a Valladolid: Canal de Castilla, vista del Pisuerga, etc. Entre los bodegones, señalaremos el de las cebollas, donde deja patente la autora un bien hacer; el mismo bien hacer que encuentra amplio y oportuno campo en las flores y que está al servicio de unas evidentes dotes de observación en las composiciones.
En suma, una pintora en plena madurez, que rinde cuentas de quince años de su vida artística y que obtendrá – estamos seguros – el buen éxito que merece.
Fue abierta otra sala de exposiciones: Doña Eladia López Rodríguez presenta veinticuatro cuadros.
Ayer, a las ocho, fue inaugurada la "Sala Arte", de don Emilio Martín Heredero, con una exposición de pinturas originales de doña Eladia López Rodríguez, profesora de Dibujo del Instituto Núñez de Arce.
De lejos trasciende el gran oficio de la artista en las dos docenas de muestras que expone. Por encima del color — con raras excepciones — está metido el dibujo, que no guarda secretos para ella y con el que domina el conjunto. Flores y bodegones, principalmente, expresan la oriundez estética de la señora López Rodríguez, porque es donde más se acusa su punto de partida: su maestría radica en la fuerza dibujística sobre cualquier otra calidad.
De la serie de óleos resalta, además de los mencionados, una vista del Pisuerga tomada desde el Cabildo, un trozo del Canal de Castilla, la procesión de las Palmas, salida de la procesión de la iglesia de Santa María de la Antigua, etc.
De los tres pasteles destacan todos, y en ellos se vincula más el arte de la pintora, que domina las superficies de papel con preferencia al lienzo. El retrato de Angelita Cuadrado es estupendo, bien manchado y fino, como el de los niños Emilio Cuadrado y María Angustias Fernández Escribano.
A la inauguración acudió mucho público, que felicitó a la artista por su dominio y al dueño de la instalación, que de ahora en adelante servirá de estupendo marco para exposiciones.
Luis Calabia Ibáñez
En la exposición de pintura que Eladia López Rodríguez – profesora de dibujo del Instituto Zorrilla – presenta en el Palacio de Santa Cruz, advertimos inmediatamente calidades magníficas. El avance de la pintora, desde su anterior exposición, ya muy interesante, es extraordinario. En primer lugar, es menester elogiar el dibujo siempre firme, decidido y gracioso de Eladia López Rodríguez.
No puede haber buena pintura sin buen dibujo, como no puede haber buena música sin un conocimiento profundo del solfeo. Tres grupos principales de obras se ofrecen al visitante en la exposición que comentamos – que comentamos a nuestra manera, sin pretensiones de hacer crítica pictórica: los retratos, los paisajes y los bodegones.
En los retratos, todos ellos de un parecido muy vital, existe una elegancia suave y delicada, que los otorga un empaque cortesano y velazqueño. Figuran en la exposición los retratos de la señora de Alonso Villalobos, la señora de Cuadrado y la hija de los marqueses de Lozoya – un cuadro sencillamente delicioso, claro y primaveral, este último. Otros tres retratos, trabajados en pastel, constituyen también tres buenas manifestaciones de exquisitez y transparencia.
Los paisajes están tratados con un fino sentido poético, con una dulce y amable feminidad, sin que en ningún caso deje de aparecer en ellos el buen gusto de la pintora. Cielos fríos, agua de inefables cristales, chopos y álamos esbeltos, inmensa gama de matices y de sutilezas, muy de acuerdo con la luz, el aire y hasta la temperatura de los otoños y las primaveras castellanas. Paisajes, insistimos, auténticamente líricos, pero, sobre todo, paisajes de buena pintura. En cuanto a los bodegones – naturalezas muertas, floreros, composiciones frutales – digamos que son estupendos.
El dibujo recorta los objetos con una precisión casi escultórica, y hasta las cosas más vulgares e intrascendentes adquieren un relieve y una personalidad singulares. En suma, una exposición llena de excelentes calidades, que confirma la personalidad de Eladia López Rodríguez. También se presenta una escultura de Onésimo Redondo, que tiene, sobre otros méritos, el de estar elaborada frente a fotografías.
Y terminó la semana, con un día espléndido, casi de verano, y expectación taurina frente a la novillada de mañana.
Amigos, buenas noches.
Francisco Javier Martín Abril
En el Palacio Universitario de Santa Cruz se inauguró ayer una interesante Exposición de obras de la profesora de dibujo del Instituto Femenino, doña Eladia López Rodríguez, que ya presentó otra Exposición hace algún tiempo.
Desde aquella a ésta pueden apreciarse visibles adelantos, tanto en el dibujo como en el manejo del color.
Su sensibilidad femenina la lleva con preferencia a la pintura de flores y bodegones gratos, en los que están sus mayores aciertos.
Los cuadros de flores son muy atrayentes, y tanto los recipientes de cristal, de reflejos bien estudiados, como las mismas flores, jugosas y bien elegidas, constituyen pinturas hechas con primor, aunque algunos de estos cuadros revelen una anterior manera, que en otros ha sido superada.
Los bodegones también están muy logrados, especialmente el señalado con el número 13, el más sobrio de color.
En el paisaje es donde más se nota la evolución de esta pintora, pues de aquellos de fuerte colorido a estos de entonaciones pálidas hay un deseo de rectificación muy plausible. En éstos, además sale ganando la perspectiva, siendo excelente el del cuadro que reproduce la dársena del Canal de Castilla.
También presenta cuatro retratos al óleo y tres pasteles, siendo dos de éstos unas cabecitas de muchacho, hechos con gracia picaresca.
Finalmente, y como sorpresa que esta Exposición nos ofrece, hay en ella un busto de Onésimo Redondo, en escayola bronceada, que tiene perfecto parecido y fácil modelado.
Me entero de que doña Eladia López Rodríguez había cultivado, con fortuna, la escultura, y que ahora vuelve, con esta obra, a reanudar añejas aficiones, de lo que debemos congratularnos.
***
La Exposición, que fue muy visitada ayer y lo será seguramente en días sucesivos, permanecerá abierta hasta el día 9 del próximo mes de mayo, siendo pública la entrada.
Carlos Rodríguez Díaz
En el Colegio de Santa Cruz se inauguró ayer una Exposición de pinturas y dibujos de la distinguida artista doña Eladia López Rodríguez, profesora de dibujo del Instituto "Núñez de Arce".
Al acto de la inauguración asistió el gobernador civil, excelentísimo señor don Juan Alonso-Villalobos, acompañado de su distinguida esposa; rector de la Universidad don Cayetano de Mergelina; director del Instituto "Núñez de Arce" don Eugenio Gaite Lueña, gran número de personalidades académicas y numeroso público.
Doña Eladia López Rodríguez presenta en la Exposición tres retratos, nueve paisajes, doce bodegones y tres dibujos al pastel.
En anteriores ocasiones señalamos los méritos de la artista, definidos en la variada modalidad pictórica que cultiva, y muy especialmente en cuanto al paisaje y el bodegón – naturalezas y flores. Pero la definición de lo que es la obra en sí no se detiene entre el tiempo y el tiempo, en cuanto observamos una progresión artística cada vez más firme y diáfana para calificar. Doña Eladia López Rodríguez ofrece en esta Exposición, entre varios paisajes, buenos todos, trazados antes de Exposiciones, dos que constituyen como resumen evolutivo, con un saldo tan a su favor que la sitúa a la altura de los buenos paisajistas. Son estos paisajes dos retazos del Canal de Castilla, los marcados con los números 7 y 8. Observando el color, se advierte una coordinación (sic) muy clasicista por la transparencia de unas tonalidades suaves y amables fuera de todo el envilecimiento de colores agresivos y falsos que no por representarse una tendencia, dejan de perder originalidad.
Por otra parte, la difícil solución de los términos es una solución fácil para la profunda observación de la artista, y en estos dos cuadros, como en otros, llega a desentralarlos (sic) con admirable realismo. Y al hablar del realismo no podemos dejar de señalar el que ofrecen los bodegones. Frutas, objetos y telas, sobre estar siempre perfectamente dibujados, muestran calidades de tanta fuerza real que cautivan. El señalado con el número 13, que ya habíamos admirado anteriormente, es de lo mejor para nuestro gusto; en el 17 copia unas uvas entrando en detalles de observación formidables, y en los cuatro cuadros de 'Flores' la delicadeza de la artista se recrea en la difícil especialidad. También expone tres dibujos al pastel, excelentes de dibujo y color, y tres retratos al óleo de buena factura. Fuera de catálogo expone doña Eladia López Rodríguez una escultura de Onésimo Redondo, imitando bronce, en la que el parecido y carácter está muy bien conseguido.
Doña Eladia López Rodríguez recibió muchas felicitaciones, a las que unimos la nuestra.
La Exposición estará abierta hasta el día 9, de siete y media a diez.
Luis González Armero "Ito"
Sra. Doña Eladia López Rodríguez
Valladolid
Mi distinguida amiga:
A mi regreso de uno de mis frecuentes viajes y revolviendo papeles atrasados veo traspapelada su amable carta última y crea que he sentido una gran contrariedad. Le ruego me disculpe por el retraso en contestarla, motivado solamente por esta vida tan agitada que llevo y que usted conoce.
El retrato está perfectamente; no tiene usted que preocuparse. Es, seguramente, el más parecido que se ha hecho de Angelina.
Le conservamos mucha gratitud por todas sus bondades y todos deseamos a usted un feliz Año Nuevo pródigo en dichas y venturas.
Es suyo afectísimo seguro servidor que sus pies besa,
El Marqués de Lozoya
En el salón de actos del Ayuntamiento fue inaugurada ayer la exposición de pintura de la profesora de Dibujo del Instituto “Núñez de Arce”, Eladia López Rodríguez. La exposición ha sido organizada por la Delegación Provincial de la Subsecretaría de Educación Popular, y al acto de apertura oficial asistieron el delegado provincial, señor Santiago Juárez, y diversas personalidades del arte y las letras.
Eladia López Rodríguez presenta una colección de retratos, composiciones, paisajes, bodegones y floreros, en cuyas obras se advierte la técnica de dibujo depurada y firme de la profesora. Y sobre esta soltura y flexibilidad en el dibujo, la gracia del color y de la luz. Es quizá en los retratos donde Eladia López Rodríguez consigue una personalidad más acusada. Hay en estos nobleza y decisión, serenidad y vida, sin concesiones a nada que no sea digno y bien estudiado. Tienen, efectivamente, los retratos de Eladia López Rodríguez un empaque de buena pintura, esa pintura que no pasa de moda, porque siempre está de actualidad. También en los bodegones existe una gracia bien medida: armonía en las formas, agradables contrastes, naturalidad, elocuentes alusiones. Algunos floreros tienen la frescura difícil que debe caracterizar dichas obras. Las composiciones, movidas e impresionistas.
Pero Eladia López Rodríguez, que pulsa todas las cuerdas de la pintura, sabe encontrar asimismo su "modo de hacer" en el paisaje. Paisajes de nuestro Campo Grande, profundos y poéticos; paisajes de Castilla, con lejanías maravillosamente conseguidas, y paisajes de Madrid. En todos ellos hay equilibrio y verdad pictórica.
Eladia López Rodríguez, ya con una obra madura y diversa, ha triunfado en distintas exposiciones; últimamente, en la que presentara en Madrid. La exposición que ayer se inaugurara en el salón de actos del Ayuntamiento es exponente de una personalidad.
Las horas de visita son: días laborables, de siete y media a nueve y media de la tarde; días festivos, de doce y media a una y media, por la mañana, y de siete y media a nueve y media por la tarde.
Francisco Javier Martín Abril
No sé si siguiendo un ritmo acelerado, por aquello de que las corrientes demasiado impetuosas todo lo arrastran y atropellan, aquí, en Castilla, o por mejor decir, aquí, en Valladolid, se están llevando de manera sugestiva actos como el que motivan estas líneas, y con ellos, presentación de nuevos valores en el arte de la cultura y expansión artística castellana.
Se ha dicho que Castilla crea valores y que Castilla fecunda empresas grandes, sorprendentes, después de periodos de letargo y decadencia, a modo de brotes con fuerte pujanza y lozanía, y en el caso presente con alto valor artístico. Lo dicen las Exposiciones que en breve plazo de tiempo vienen teniendo lugar en nuestra patria chica.
Y así tenemos hoy a un valor castellanizado: Eladia López Rodríguez, extremeña de nacimiento, pero castellana de corazón, que nos presenta aquí su temperamento, rememorando, como todo artista que trabaja, el recuerdo: el recuerdo de lo que ha visto, de lo que ha experimentado, en el decurso de su existencia, como mujer y como artista de profesión; la sensación y el sentimiento, qué quizás pudieron ser alterados un día por el oficio, pero no el recuerdo de sus emociones, de las emociones de la juventud, que guarda siempre todo lozanía, como primero demuestra en sus bellos cuadros de paisajes, de "Flores de almendro", "Rosas y crisantemos", "La Rosaleda", "Sauces y castaños" y "Arboleda", pongo por ejemplo.
Un ilustre sociólogo ha dicho que en literatura es más fácil ser naturalista que en pintura y escultura, porque con la descripción se saca de la sombra lo que no se ve habitualmente y, por el contrario, se borra lo que tenemos costumbre de ver. El pintor, con su talento, envuelve en la sombra cuanto no constituye interés de escena.
Eladia López Rodríguez, de fuerte temperamento artístico, lleva a sus sensaciones y sentimiento a grado tal, que impresionan en las producciones que presenta; así, el retrato de su sobrino Luis, que es todo un acierto, y la mancha o apunte de su madre, que es todo un poema de recuerdo y de sensación amorosa.
Esta ilustre profesora de dibujo dejará un sabor muy grato entre nosotros y la brillantez de su pincel a buen seguro será solicitadísima.
José Cilleruelo Zamora
En Valladolid, desde hace algún tiempo, se vienen sucediendo con gran frecuencia exposiciones de Pintura. Pintores de nuestra ciudad, y pintores de fuera, cuelgan sus cuadros en el Ayuntamiento, en la Diputación, en el Palacio de Santa Cruz...
Este cronista, humilde e insignificante, posa estos días para un retrato. Yo penetro en el estudio de la pintora Eladia López Rodríguez, profesora de dibujo de nuestro Instituto, con esa actitud de alumnos obedientes que adoptamos los que servimos de modelo. Servir de modelo para un retrato, significa limitar voluntariamente nuestra libertad durante una o dos horas al día.
Yo me venía negando a posar, con pretextos más o menos fundados, hasta que al fin me decidí a dejarme retratar. Hubo que buscar luces y sombras, distancias y perspectivas, ángulos y fondos. ¡Con lo feo que uno es! "Así está bien", me dijeron. Y así, día tras día, vengo yo perdiendo una o dos horas de trabajo – lectura, escritura – para ganarlas en meditación. Mientras Eladia pinta, yo medito, que es también una manera de trabajar: de trabajar descansadamente, sosegadamente.
Ya me sé de memoria el estudio, los lienzos a medio terminar, los mil cachivaches que hay en la habitación. Ya me encuentro como el pez en el agua, y un poco también como el paciente en la mesa de operaciones, o el que se arregla la dentadura en el sillón del odontólogo. Porque ser retratado es, en cierta manera, ser operado. Si el bisturí corta, pincha y raja, el pincel roba, poco a poco, la esencia de nuestra personalidad. En una y en otra faena ignoramos nosotros, los pacientes o posantes, lo que está pasando, aunque lo presentimos.
Debe de ser muy importante esto de servir de modelo para un retrato. ¿No se ha dicho por alguien que retratarse es prepararse a morir? Me deleito yo, mientras me copian, en una especie de oceanografía del tedio, que diría Eugenio d'Ors. Y hasta me invade un dulce sueño, en ocasiones, con el que tengo que luchar para no ser vencido.
De cuando en cuando, una frase, una sola palabra, un canturreo. Observo como la luz va cambiando de postura, cosa que no puedo hacer yo sin dejar de cumplir mis deberes de buen modelo. ¿Qué dirá la posteridad de este retrato? ¿Qué comentarios suscitará este "hombre sentado", allá, en el futuro lejano y misterioso? ¿Pensará alguien en mi vida interior? ¿Desaparecerá este retrato en cualquier almoneda de los siglos venideros?
"Y yo me iré" – que exclamaría Juan Ramón Jiménez – y quedará este retrato, mi retrato. La sesión ha terminado – ya estaba uno nervioso, como el muchacho al final de la clase – y yo me asomo a la ventana de mí mismo. Va naciendo un otro yo, en el lienzo, y al contemplarle – al contemplarme, no puedo menos de sonreirme.
¡Mucho parecido! – en este cuadro de la pintora Eladia López Rodríguez, que pronto expondrá en Valladolid. Aunque quizá uno mismo no sea el más certero crítico de sí mismo. Me despido de la pintora, y me despido de mi retrato, de mi imagen, ya paralizada. Y me voy a la calle, gozándome en ensayar todos los ademanes y todas las posturas que no pude adoptar mientras posaba. Mañana, a la misma hora, reingresaré en la cárcel de la paciencia. Otra vez a posar, otra vez a dejarse operar con el bisturí del pincel, cloroformizado de silencio, de quietud, de pasmo.
Señores, muy buenas noches.
Francisco Javier Martín Abril
Eladia López Rodriguez en Remates – Todo sonríe en esta pintora. Todo es feliz. Desde el colorido cándidamente joyante hasta la elección de los temas. Y no es que Eladia López Rodríguez se circunscriba a uno sólo. Con una noble inquietud, con un deseo de superación, va del bodegón al florero, del paisaje a la composición, siempre con la misma sonrisa feliz a flor de lienzo.
Verdes intensos, cielos tornasolados, casitas de rojos tejados, manzanas, uvas y peces que están diciendo 'comedme', rosas y crisantemos que están diciendo 'oledme', y retratos que están diciendo 'miradme', constituyen el bagaje de esta pintora, embajadora de un arte feliz y risueño.
La artista nació en La Zarza, Alange (Badajoz) y es profesora de dibujo en el Instituto Núñez de Arce de Valladolid. Ha expuesto en Badajoz, Valladolid, Portugal y África. Posee diversos premios en diferentes certámenes.
Dentro de unos días, Eladia López Rodríguez, pintora de exquisita sensibilidad, expondrá en Madrid gran parte de su obra. Eladia López Rodríguez es profesora de Dibujo del Instituto Núñez de Arce, de nuestra ciudad. Hemos visitado a la pintora, que nos va presentando sus cuadros: paisajes, bodegones, retratos.
Tiene Eladia López Rodríguez unos deliciosos cuadros de nuestros jardines del Campo Grande, ya en trance otoñal. Su especialidad es el retrato al óleo, cuyas dificultades vence la pintora con la gracia de los selectos.
La señora Eladia López Rodríguez ha realizado exposiciones con gran éxito en Badajoz, Marruecos y Portugal. Y el próximo día 5 de enero ofrecerá al público y a la crítica de Madrid, en “Galerías Remate”, un repertorio de sus bellos cuadros. Que el triunfo acompañe a la profesora del Instituto de Valladolid.
Entrevista en “Ondas en el Aire”
Anoche, en el semanario radiofónico “Ondas en el aire”, de la Delegación de Educación Popular, transmitido simultáneamente por las emisoras locales, tuvo lugar una entrevista con la pintora.
Criticaremos en esta reseña a aquellos otros artistas, que sin llegar a la magnitud de maestros consagrados, tienen méritos y fama más que suficiente para no ser considerados como noveles y que acuden fuera de concurso en este certamen.
Eladia López Rodriguez
Presenta Maruja (pastel) y dos cuadritos al óleo, que llama Venga mi prenda y Paisaje. Son excelentes las cualidades artísticas de esta pintora que sabe unir — pero en una línea tan bien esfumada — a la técnica y colorido, la delicadeza y sentimentalismo femeninos.
Las tres obras que exhibe en esta Exposición, acusan sobre todo eso, delicadeza femenina, una gran sensibilidad modelada y expresada sin estridencias de técnica, de color, ni de composición.
Lo mejor de todo es Maruja. El Paisaje es bonito y hecho en una técnica muy honrada. En Venga mi prenda, más que la fuerza pictórica nos mueve la escena, toda amor y toda ternura, donde por encima de todas las reglas artísticas, se asoma el alma de la mujer.
Mañana nos ocuparemos de lleno de los noveles que integran la Exposición de los Luises, empezando nuestra labor crítica por los que han obtenido premios y su orden honorífico.
Dominico
Las Señoritas
Cuando aquellos furibundos antifeministas, no sabiendo ya qué hacer para denigrar y rebajar la mujer, se dedicaron a pesar cerebros femeninos y medir la profundidad de sus circunvoluciones, pusieron una vez más de manifiesto su impotencia y su necedad. Por otra parte, la mala educación que daban a las mujeres algunos padres, hermanos y maridos, postergándolas constantemente, con tenazmente – tal vez por el temor de que ellas se diesen cuenta de la inferioridad de ellos – motivaron, como es sabido, el alejamiento de la mujer de todas las nobles luchas del espíritu de la inteligencia y del arte. Pero al fin la verdad apareció vencedora.
En esta Exposición presentan sus obras cuatro señoritas que valientemente se aprestan a la lucha con las nobilísimas aspiraciones de mujeres y de artistas. En algunas obras de éstas se notan los viejos prejuicios, quiero decir que una vez más aparece una firma de mujer junto a las consabidas flores, frutas, telas, cacharros y cristales.
La señorita Eladia López Rodríguez ha puesto su inteligencia en dibujar retratos al carbón y al lápiz, y consigue hacerlos, ya que en esta clase de dibujo no puede hacerse otra cosa. Por esto nos fijamos más en sus cuadritos pintados, en que se ven aciertos de entonación y compostura. Pero siempre se nota su afición al dibujo de claro-oscuro, al que dedica su mayor actividad.
Estas cuatro señoritas dan, con sus obras, una nota delicada a la Exposición, y ya se encargarán de demostrar “aquello de la diferencia de peso y profundidad de las circunvoluciones entre los cerebros de las mujeres y de los hombres”.
Francisco Vaca Morales
“En los retratos de Eladia López Rodríguez hay nobleza y decisión, serenidad y vida, sin concesiones a nada que no sea digno y bien estudiado.
Tienen sus retratos un empaque de buena pintura, esa pintura que no pasa de moda, porque siempre está de actualidad”
– Francisco Javier Martín Abril, Real Academia de Bellas Artes de Valladolid, 1948